J.R.Infante

Yo he visto

Yo he visto sobre la tarde gris
una plaza pintada en piedra
y a dos palomas pico con pico
mostrar impávidas su amor.
Aires lombardos
se mezclan con la pizarra
que anuncia el menú del día.
No hay voces,
nadie corre por las calles,
ni rechinar de herraduras,
ni ventanas que transpiren
la fogosidad incontenible
del carrusel deportivo.
Llegué a ti
                Erill la Vall
tras ascender desde el valle
por una sierpes de verdes
—ausente aún la pureza—
atraído por la torre
y un golpeo de badajos
que se tragaba como herida
la inquebrantable y muda montaña.
Guardé una hoja de tilo
entre otras páginas perdidas
de un abanico de árboles,
mientras Carl Orff                         
                            interpretaba
Cour dÄmours
para dúo
que busca en la mirada
el tiempo que se transmuta                                                          
cruel
—como sangrante palabra—.
Unos lirios
plasmados en tus mejillas
me devuelven a la piedra,
a Santa Eulalia,
a la cabecera tremolada
de unos absidales abiertos.
Y continua la tarde.