Dai Rodriguez

Mi cocina

He dejado el corazón en la cocina,

lo olvidé junto a la sal y la harina.

Cada que vierto un ingrediente al sartén,

caen al fuego

mis sentimientos también.

 

Se fríen mis penas

con ajo y cebolla,

se cuecen a fuego lento

las lágrimas que no salen,

pero hierven por dentro.

 

Revuelvo con cuidado

mi nostalgia en la olla,

y aunque la receta es sencilla,

el alma se me desborda.

 

Mi cocina huele a tristeza tibia,

a consuelo que se sirve en platos hondos,

porque en cada comida que preparo

hay un intento de arreglar

lo que no puedo llorar.