Consúmeme el fuego aprisionado
que encendió tus palabras,
fuego que calcina el alma mía
y se queda entre mis labios,
el mismo que recorre
mi existencia cada día;
fuego transparente
en que sumerjo tu recuerdo
cada madrugada y cada tarde…
Evocación volcánica
que no acaba de ahogarse
ni acaba de quemarme,
ardiente lava fría,
nieve calcinante;
rojas manos de ceniza
que no acaban de asfixiarme
y me acarician dulcemente
al torturarme.
Autora: Alejandra González
Revista ÁMALON #004