Adicta a beber tu aliento
a aspirar tu piel, a hablar contigo,
sentir cómo me recorres desde los pies,
admirarte para disfrutar el insomnio
que tantas noches me posee:
ver tu dormir-tu despertar
acariciar cada trazo, cada relieve,
mimetizarme para entender y sentir:
lo que sabes, lo que sientes, cómo piensas;
eres poema romántico, sensual, provocas mis sentidos.
Pero háblame,
di que tú sientes lo mismo,
que a mis manos te acostumbraste,
a mis palabras, que saboreas mis delirios,
que te sacias de mi deseo insaciable
que también te has vuelto adicto a mí:
a mi cabello sobre tu rostro,
a fingir que duermes mientras yo
sólo te veo y te acaricio.