La curva de tu sonrisa sosiega el bosque,
esbozando luz serena digna de sirena,
los lirios ansían el rubor de tus mejillas
y el río canta en sintonía con tu estrella.
Tu abrazo cálido recita con delicadeza
el fuego inmenso que te habita,
y arden mis ojos amapolas
a la caricia de tu brisa mística.
Besos en palabras seducen mi almohada,
escondites minúsculos entre las hojas al alba,
sostengo mi anhelo al susurro del mañana
en espera como tu dulce amada.
Velo tu esencia en la corola de mi alma,
ahuyentando suspiros, efímera hechizada
doblego al tiempo y espero
tu caricia fulgurante, mi eterna luciole.