Yo,
siempre yo,
la que escribe, la que insiste,
la que se cuelga de un “en línea”
como si fuera una promesa.
Soy,
siempre soy yo,
la que inunda el chat de palabras,
la que ríe, la que canta,
la que pregunta y nunca es preguntada.
Tú,
siempre tú,
el que responde a medias,
el que deja en visto los sueños,
el que nunca se asoma a mi mundo pequeño.
Y yo,
siempre yo,
corriendo detrás de un muñeco,
siendo brisa,
y tú, tormenta que nunca avisa.
Es cansado,
es dolido,
es molesto,
ser la que busca y nunca la encontrada,
ser río que fluye,
y tú, piedra que está estancada.