No vienes hoy,
existe una similitud
entre tu voz
y el sonido crepuscular
que sostiene la tarde,
es la esencia
de la aurora purpurina
cuando sé
que el hoy sin tí
es el mismo hoy de siempre
cuando no llegas…
No estás,
precisamente ahora,
en este instante
del pálpito veloz,
de la ira del recuerdo,
de las puertas ocultas
y de las frases muertas…
Quizá ya no vendrás,
no estás en la agonía
cuando fijo mis ojos
a la furiosa roca
del otro lado mar,
no llegarás a la amalgama
de racimos verdes
de la choza abandonada
donde vuelan mis sueños…
Tú, ausente de mis caricias,
y yo tan lejos
del cielo de tu rostro…
El día, cada vez más inquieto
amarga hasta las hojas
de la arboleda olvidada,
más tu beso de cada noche
será un sueño escondido
en lo oscuro de mi alma.
©.