No exijo, no lo hice nunca,
siempre me quedé esperando,
con los sentidos abiertos,
prestos a seguirse dando.
Si mi alma roza otra alma
se estremece con pasión,
se le disipan los miedos,
y arde en su sin razón .
En el instante, la mente,
va tejiendo la emoción,
fundiendo profunda huella
tatuada en el corazón.
Si ríes, mi alma se alegra.
Si lloras, yo soy tristeza.
Si vibras en tu presente
me reflejo en su pureza.
Mas cansado del derroche,
el alumno va aprendiendo
que no hay posible reproche,
mejor es seguir soñando.
No exijo, nunca lo hice,
sólo me quedé anhelando
que algún alma sepa ver
lo que yo voy regalando.