No subestimes mi juicio
podría ya sorprenderte
y al solsticio desprenderte
de mí, sin dejar indicios...
Baja el tono de tu voz,
que hundes mis secos riñones
los inflamas cuál morrones...
No te satisface herirme
mientras más quieres sentirme
y en tus adentros fundirme...
De ti debo alejarme sin hundirme.
Apoya tu rostro en mi hombro
así a tus ojitos nombro,
an arena de destellos sin rastro.
Serás mi guía cuál astro.
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