Diego Pantoja

Amor callado

 

 

Mira cómo sangra el alba

cuando susurra tu nombre,

mira cómo el aire estalla

si me rozan tus acordes.

 

Tengo espinas en la boca,

puñales bajo la piel,

tengo un fuego en la garganta

que me quema sin querer.

 

¡Ay, si el viento lo supiera,

ay, si lo dijera el río!

Que me ahogo en tu mirada

y me pierdo en tu suspiro.

 

Entre tu puerta y mi sombra

hay un muro de silencios,

hecho de espinas y cal,

de noche y de juramentos.

 

Pero el alba nos delata,

se enreda en mi pensamiento,

y en los cristales de casa

se clavan tus ojos negros.

 

Ayer besaste a mi niña,

como un lirio la rozaste,

y en su frente se ha quedado

la herida de aquel instante.

 

Corrí a guardarme el perfume,

lo escondí bajo mi pecho,

y en su piel aún me arde

la llama de aquel secreto.

 

¡Ay, qué dolor y qué dicha

amarte como te quiero!

 

Que truene el cielo si quiere,

que hablen las calles de mí,

que se abran todas las puertas,

que se raje el mes de abril.

 

Pero quiéreme en la sombra,

en la pena y el deseo,

quiéreme en cada latido

como yo te estoy queriendo.