Un veloz correr de las horas inútiles
que se van llevando a mi vida,
como se lleva el viento a las lágrimas
cuando hay una despedida...
Un atesoramiento de aquellos recuerdos
que se pierden en la lejanía,
una crucifixión de la tristeza
que solo amarga a mis poesías...
Un encuentro de uno en lo profundo
donde el alma solo está empobrecida,
un destino que solo perdió su rumbo
con la sombra que se ha quedado dormida...
Un viaje a la muerte sin regreso
donde la eternidad simula a una salida,
en horas que no responden al tiempo
como esas rosas convertidas en espinas...
Un abrir y cerrar de los ojos
donde también todo pasa así de prisa,
y en la invisibilidad del mismo aire
estos suspiros son la voz de mi despedida...