Las tres de la mañana, silencio total, la ciudad duerme, y yo estoy despierto.
Sin el ruido de la gente, encuentro mi paz, en la quietud de la noche, mi alma se relaja.
La oscuridad es mi amiga, la luna mi guía, en este momento, soy libre de mí mismo.
No hay voces ni murmullos, solo mi respiración, y el latido de mi corazón, que late con calma.
En esta hora silenciosa, me siento uno conmigo, sin distracciones ni prisas, soy dueño de mi tiempo.