Abrázame despacio,
sin prisas y sin miedo,
preciso tus caricias
y el beso de los cielos.
Te espero, bella aurora,
con ojos bien despiertos,
y sé que tu alegría
contagiará mis sueños.
Nacieron en la infancia
y fueron unos versos,
que me envió la luna,
sin duda, de muy lejos.
Venían con ternura
cantando al universo,
contando, con sus letras,
relatos y mil cuentos.
Rompieron mi inocencia
las rimas y los versos,
y fue, en aquel instante,
un soplo de aire fresco.
Llegó junto a las olas
en barca y sin los remos,
a impulsos de una brisa
llegando hasta mi cuerpo.
Y allí quedó dormida
la musa de mi puerto,
la luz de la mañana,
y el verso del deseo.
\"Abrázame despacio\",
mis labios te dijeron,
te quiero en la distancia
y busco en ti, el silencio.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/05/25