Ya parece que llega a mi el sosiego,
se ha trocado mi desazón por pena,
anudarme a tu amor fue gran condena
que llenó mi existencia de humo y fuego.
Caminé mi camino como ciego
asido al bastón que al alma frena
en sus ansias de amar y la cercena
con la voracidad del desapego.
Saliste de mi alcoba en noche oscura,
abriste mi ventana clausurada
por la furia del fuego que quemaba
mi dolor.
Adormecido por la hondura
de tu herida, llega la codiciada
calma al pecho que morir ambicionaba.
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO