Irmaelvira Tamez

POSTAL BAJO LA LUZ DE COBRE

Sumergida en la contradicción inevitable

entre lo que pude ser y lo que soy,

los anhelos juveniles se sostienen como la noche que fueron.

Sin sosiego se nutre el sueño de encontrarte a mi lado

como cerco dócil ante la furia ardiente de mi tacto.

No hay un solo rincón que tus labios no hayan besado,

testigo fue el atardecer de aquella ruborosa aventura bajo la luz de cobre.

Nuestros cuerpos trenzados pintando un edén viviente,

abandonados al tiempo;

anacoretas cuya oración alegraba las notas

que la pasión dejaba escapar, al cabo de unos instantes de nuevo dos.

Desnudos como la noche en que se refugian los recuerdos.

Intercambiamos sonrisas cómplices,

aún abrazados flotamos como la luz brillante

que entra por la ventana reflejando nuestra ilusión.

Reina el silencio, las miradas son un pacto

del siempre y hasta la eternidad;

fundidos nuestros cuerpos creamos una postal viva

que ni el tiempo podrá borrar.