Me encontré con tus ojos que me miraron como hace mucho, con ese brillo que los cerraba y te ponia una sonrisa burlona,
que ahora no querias expresar.
Te acercaste y mientras tomabas mis manos me besaste suavemente en los labios.
Tu vestido rojo brillante dejaba ver tus hombros resaltando sobre tu piel blanca, miraba tu boca, tus hombros, tu vestido que se ajustaba a tu contorno y se movia como solo lo haces tu cuando entras en una habitación y todos caemos rendidos con tu presencia.
me soltaste las manos mientras me decias al oido ...
\" esto es muy natural..\".
Estaba pensando en lo corto y provocador del beso, mientras en mi mente pasaban todos los momentos donde dormía enrredado en tu cabello con
nuestro sudor de secandose en la piel.
Te alejaste con prisa tratando de perderte entre la multitud de la reunión, pero sobresalias fácilmente, al final del salon te vi tomada del brazo de tu nueva pareja que movía su boca sin mirarte. había pasado mucho tiempo sin verte, meses enteros desde nuestro encuentro casual
Tu pareja te hablaba y sus palabras se iban diluyendo en las miradas que me atravesaban al otro lado del salón.
Sentía tu mirada que me atraía como un iman a su polo opuesto, tu rostro se veia serio con risas ocasionales que encajaban en la reunión.
Te miré tratando de recordar cual habia sido el motivo de nuestra última separación, era algo que ahora ya no recordaba.
Mi vaso de whisky se había empezado a calentar y me dirigí a cambiarlo.
De paso por la barra, decidí irme de esa reunión que en ese momento ya no sabia para que había ido.
Pasé por mi abrigo mientras entraba en un salon solitario de camino a la salida, tu aroma llegó primero que tú.
Giré despacio sin tener mayor ilusión y pensado que era una mala jugada de mi mente.
Me miraste con una mezcla de enojo y decepción, pero te acercaste demasiado para sentir que esa mirada era real.
Tomé tu cintura y te lleve contra la pared, metiendo mis manos bajo tu vestido rojo mientras te besaba como la última vez.
Vi como cerrabas tus ojos mientras te besaba, pasaron instantes infinitos recordándote en nuestra intimidad, mientras habías empezado a mirar nerviosa hacía el salón.
saqué mis manos lentamente dejando mis dedos en tu piel, alejandote sin soltar tu cintura, viendo tu rostro de cerca, mirando nuevamente tus ojos, que siempre me habian hablado en silencio, entre sueños incumplidos..., en instantes inolvidables..., en despedidas sin regreso...
Tu mirada busco el piso y se oyó un susurro que no alcance a decifrar.
Que no necesitaba oir para saber que no tenías esa respuesta que esperaba.
Tomé mi abrigo y sin soltar tu mano salimos sin despedirnos. sin mirar atrás, con el miedo de sentir que alguien pronunciará tu nombre y se perdiera el hechizo silencioso que nos tenía caminando sobre las nubes.
La calle estaba muy fría y tu rostro se tornaba luminoso, la luna brillaba en tu piel y se desprendian rayos de luz de tu cabello.
Te cubrí con mi abrigo y me miraste desde el abismo adónde nos estábamos lanzando.
Sentia tu mano fria aferrada a la mia adentrandonos en una calle helada y oscura, con el silencio del viento que soplaba en nuestros oidos.
Mirando desde nuestra habitación se podía ver la estación central, sentir el ruido de los trenes que llegaban y salían, ruido que siempre nos ayudaban a encubrir nuestros gemidos, gritos que se escaban en medio de agitados encuentros, sintiendo que en cualquier momento fueran los últimos.
La pequeña habitación de la buhardilla con un mini baño sin ducha nos obligaba a bañarnos en un platon improvisado, la luz cálida sobre la biblioteca ilumimaba mi rincon donde me sentaba a leer mientras te veia revoltear arreglando ese lugar donde las ventanas con marco de madera nunca cerraban bien dejando entrar un frio helado que silbaba cuando se caían las cintas que poniamos para evitar el frío.
En ese invierno dormiamos abrazados casi vestidos sin sentir la menor molestia por tener una presencia tan cercana, tan invasiva de nuestro espacio.
habían pasado tres meses que se cumplían esa noche, te había visto silenciosa y distante desde hace unos dias, caminando lentamente en circulos con la vista en algun punto que no lograna ubicar, te invite a salir aprovechando la tarde que estaba iluminada de rojos y naranjas que se fundían en las flores que ya iniciaban a mostrarse, caminamos de la mano por los canales atravesando puentes y esquivando las bicicletas, sin hablar, tocabas tu cabello haciendo rollitos mientras mirabas tus pies, saludando a cada perro que pasaba con su dueño.
cayendo la noche pasamos por un bar donde todo había comenzado muchos años atrás, cuando aún no me imaginaba que la vida nos diera tantas vueltas. Éramos muy jóvenes cuando te ví con tus grupo de amigas entrando al bar , girando al final para ver si todavía te estaba viendo. Ese sería nuestro punto de encuentro y desencuentro en la proximas décadas, hasta que del bar pasaste a la iglesia con otra persona.
Me miraste tratando de leer mi mente, mientras el viento fresco anunciaba la llegada de la primavera.
No pensaba nada, solo tenia tú imagen viendo por la ventana, tocando el cristal como queriendo acariciar algo lejano, recordando tú silencio, tú entrega indefensa al secuestro de mis ansias y mis fantasias.
Veia cada dia como te ibas caminando sin irte, en un silencio que me daba todas las respuestas.
Recordaba las lecciones de la historia, que nos dice \"no pelees nuevamente una guerra que ya perdiste hace mucho tiempo atrás\".