La Sal del Mar
Tu cuerpo sediento de bríos,
si tu alma es la sal del mar,
la que atraviesa a mi paladar,
con la sal del mar de mis fríos,
con que se deleita mi boca,
sí, con la sal del mar y que es tan poca,
como un grano de arena disuelto en el mar,
exquisito de tu cuerpo sediento y adherido,
a mis labios que saben a la sal del mar,
sí, a tu cuerpo, a tu sudor, a tu boca,
y como penitente de tus labios voy a tí,
buscando esa sal del mar en tu cuerpo…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
EMYZAG