Amo el sudor como otros aman el verso,
pues cada gota me limpia el universo.
Cuando el mundo pesa, yo alzo más peso,
y en cada repetición renazco ileso.
Disciplina: mi brújula, mi fe,
cuando la mente duda, el cuerpo cree.
No entreno por vanidad ni por fama,
sino por ser mejor que ayer, alma en llama.
El hierro me escucha, el juego me salva,
cuando salto, vuelo, cuando corro, me escapo.
No hay ruido de guerras, ni rostros que juzguen,
solo el latido que grita: continúa, no huyes.
Amo esta locura de contar repeticiones,
de escribir mi historia en flexiones y tensiones.
Cada sesión: un poema sin palabras,
una salida al dolor, sin puertas cerradas.
Así vivo: entre cargas y sueños,
entre amor propio y músculos pequeños.
Y aunque el mundo no entienda mi arte,
yo soy guerrero, soy fuego, soy parte.