Bosque quisiera ser, cálido y húmedo,
donde repose el crepúsculo,
sobre las copas de sus árboles,
y el aire sea aliento fresco,
como silbido de vida,
que llene el corazón de imágenes puras,
de matices iluminados,
por las luces que se filtran entre las copas.
Bosque quisiera ser, lluvioso y en tierras altas,
que contenga el trino del ave y su aliento de esperanza,
que se estremezca al caer la tarde,
bajo el incomprensible dolor de las sombras
sobre el comprensible amor que brota desde sus raíces,
amor que crece, amor que sigue, y nunca muere.
Bosque quisiera ser, húmedo, seco, cálido,
que renazca con la brisa, con la garúa y la semilla,
donde siembre las palabras como racimos de agraz,
cobijadas de silencio, de lunas como esperanza,
donde de arrullo a las estrellas
y latido al mundo,
a los que luchan y trabajan.