Hoy quiero escribirte
desde lo más hondo de mí,
tú tenías una buena estrella que te guiaba,
sabía que llegarías dónde te lo propusieras,
y así fue;
cómo no recordar tu luz de ángel,
tu mirada serena,
tu sublime belleza
acentuada por la sonrisa
y hoyuelos en tus mejillas;
quisiste que escalara el Everest
y no lo pude hacer,
te decepcionaste,
fui un fracaso,
tu llegaste a lo más alto,
partí empequeñecido.
Ahora veo la cruz en la cima de la montaña,
nunca podré alcanzarla.
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