No entiendo nada de la vida. Eso diría normalmente, pero me cansé de echarle la culpa, cuando la realidad es que a quien no entiendo es a ti. ¿Por qué me llevaste por un camino lleno de naturaleza tan bella para que al final podaras todas las flores sin ningún motivo? ¿Por qué hiciste que abriera la puerta por decisión propia, si al final iba a terminar como siempre?
Podría ser que algo me hiciera falta, pero la verdad es que a ti no te alcanzaron las manos para quedarte con todo el cariño que yo te daba. La consecuencia fue que lo tiraste al piso y, sin saber qué hacer con él, solo te fuiste, dejando todo ahí regado.
Lo curioso es que no te puedo odiar, no me puedes caer mal y no tengo pensamientos negativos en tu contra. ¿Cómo tenerlos por una persona que me ayudó tanto en uno de los momentos más complicados de mi miserable vida?
No sé si este sea el final, pero sí lo es. Gracias por hacerme creer de nuevo, por regresarme la esperanza y por dejarme conocer a alguien tan especial como vos.