Pertubadora metáfora sin determinación. Avanza un centímetro por cada rotación del planeta. Copa sin reflejar ultrarrealidades y verdades. Retrocede una milla hacia su solitario punto de encuentro.
Si no es la magia oscura la que me ha traído aquí, debí ser yo el verdugo de mi propia realidad. Si no es el amor el que me llevó tan alto, debió ser mi propio viento el que vendió mentiras de un oxígeno ilusorio.
Perturbadora mentira escondida en la verdad. Avanza por cielo, mar, y tierra en la pena que se estremece en el rugido de mi sangre al derramarse. Libro de incógnitas albergando la verdad en mi raciocinio. Retrocede al extinguirse la luz pero también en el regreso de la misma.
Si no es tu mano la cadena portadora del caos en mi claridad, debió ser mi caos perdido en la claridad de la verdad. Si no fue tu ordinaria forma de existir, o la tenacidad de tus acciones no dirigidas hacia mi, debió ser la necesidad de creer que pertenezco, debieron ser los imaginarios encuentros, o tal vez mis plegarias perdidas en el tiempo. Una cadena que se forjó del camino perdido, como saltar de un mundo a otro en un segundo, como pasillos eternos que devoran el tiempo, y reliquias como vestigios, frutos del recuerdo oxidado por el pasar de los días.
Libro de incógnitas que no albergó el simbolismo de la plata, retrocede al dormir el sol y al darle oportunidad a la luna.
Perturbadora metáfora escondida en la mentira. Avanza un centímetro por cielo, mar, y tierra. Callada, inmóvil, se refleja en la ultrarrealidad de la verdad que se retuerce en un solitario punto de encuentro.