Fue inevitable no odiarte, no mirarte y detestar te.
Molesto incluso, torpe para conquistar pero solo quizás fue esa mirada llena de honestidad que me hizo pensar \"dale la oportunidad\".
Los campos serían un refugio común, hechos para el nacimiento de un amor tortuosamente dulce.
Escapadas y soñarte en las mañanas, allá te veo a la luz del alba tan distinguido tu reflejo.
Torpe pero sinceramente tierno.