¡Cómo extraño
tus caricias!.
Eramos jóvenes,
bellos, llenos
de ilusiones.
No nos importaba
el mañana,
dos músicos,
durmiendo en
estaciones de
tren.
Con un puñado
de monedas en
los bolsillos.
La vida era
simple.
Extraño esa vida,
tu me decías que
me amabas no importaba
donde.
Hoy sentados, con todas
las comodidades,
no sabemos más
disfrutrar.
Cómo extraño,
esos tiempos,
un trozo de pan
bastaba para ser
felices.
(rosi12)