Carolina Ugas Pazos

OLLIN

Tiro en la espalda

y sobre la cuneta

cae el muerto

aplastado por su propio peso.

 

Un lugar perdido

un grito en la boca

un ritual de bárbaras creencias.

 

Y sobre el muslo blanco-desnudo,

cinco gotas de sangre mortecina

cayendo a chorros

por la abertura de la frente.

 

Una bala ha muerto

y otra, desmelenada,

le ha seguido,

sin compasión,

sin Dios patriarca

se pierde a través de la noche

por el campo desierto.

 

Gotas de sal

en los ojos lacrimosos

y un coágulo a modo

de cicatriz impalpable.

Por este lado se fueron

hacia el otro se lo llevaron,

por aquí han matado valientes

por allí hay fuegos fatuos.

 

Una nunca se puede

la noche ha llegado rápido,

está ahusada y no se pudre

sin antes volcar sus aguas.

 

OLLIN

27/01/2018