Nalia

Entrégame tus labios rotos

Entrégame tus labios rotos

y tu corazón herido.

No temas, amor,

yo no vine a juzgar las grietas,

vine a habitar tus ruinas

y darles nombre de hogar.

 

Tráeme tus palabras temblorosas,

las que nunca dijiste por miedo,

las que se quedaron atrapadas

en el nudo de la garganta.

Dámelas.

Yo sabré escucharlas

como quien escucha un secreto sagrado.

 

Ven con tus miedos mal curados,

con las cicatrices que te enseñaron a huir.

No tienes que ser perfecto,

ni fuerte,

ni entero.

Solo ven.

 

Si supieras que no quiero tus promesas,

ni tus certezas,

ni tus partes luminosas.

Yo quiero lo que nadie quiso:

tu sombra, tu caos,

tu tristeza escondida entre sonrisas.

 

Entrégame tu dolor

como quien deja caer una espada

después de una guerra muy larga.

Prometo no herirte con lo que te pertenece.

 

Y si te atreves,

déjame besarte los labios rotos

 

y decirte que aún saben a esperanza.