Bebe, mi amor
Bebe, mi amor,
siente en tus labios mi rocío,
no es agua: es el alma que sangra
gota a gota de mi delirio.
Siente mi aliento enamorado,
relente hecho de lágrimas embelesadas
de noches donde el frío
fue el único abrigo en mi lecho vacío.
Bebe, mi amor,
bebe este ardor helado
que brota de mi pecho abierto,
bebe mi fiebre, mi quebranto,
mi flor de escarcha,
mi infierno tierno y desierto.
Que arda en tu lengua el silencio
con que me nombrabas dormido,
y al fin comprendas
que este frío que te ofrezco
es fuego que nunca ha sido.