Erika Castillo

Hermanas del Amanecer

Cuando la aurora y el alba se encuentran, hay un momento de emancipada belleza. Una se retira serena y sutilmente, mientras su hermana impone su elegante y resplandeciente hermosura, con firmeza creciente.

En ese encuentro efímero, de tono sombrío y calidez etérea, la noche cede el paso al día con delicado equilibrio. La aurora se pierde densamente en el cielo y, sin más espera, simplemente sucede: ¡Amanece!

El alba avanza radiante, desplegando su manto de fuego dorado sobre el cielo imponente, que abre sus brazos y tiernamente, a la tierra dormida con pasión besa…

Entonces, ya todo se concreta, la tierra despierta y así sucede: ¡Amanece!