Dai Rodriguez

mi niña

Mi niña,

qué perdida está tu fe

tras tantas decepciones tuyas.

 

Es una pena verte sufrir,

llorar por tantos dolores,

cargar heridas

como si fueran todas culpa tuya.

 

Mi niña,

me duele verte en agonía,

cada día en esta vida,

con esa condena  que arrastras todos los días.

 

Pero espera…

espera, mi niña,

porque aunque hoy duela,

la paz llegará

algún día.