Escucha amigo
tu corazón
con toda su elegancia.
Yo mismo soy testigo
de tu sana intención.
Sigue tu paso
como el arriero
que tenaz, con prestancia,
supera hasta el fracaso
pues siempre es un guerrero.
Mi buen amigo
Duque… ¡me extraña!
No des tanta importancia
que siempre habrá buen trigo
y en medio… ¡la cizaña!