William Pérez Mederos

Lo que no dije a tiempo

 

 

No siempre es el silencio lo que hiere,  

a veces es lo que se quiso decir  

y se quedó atrapado  

en la garganta del miedo.

 

Hubo un “te quiero”  

que no dije por orgullo,  

un “me duele”  

que escondí bajo una sonrisa,  

un “perdóname”  

que llegó  

cuando ya no había nadie que lo escuchara.

 

El tiempo no siempre espera,  

y uno lo olvida.  

Cree que habrá otra oportunidad,  

otro momento más propicio,  

otra tarde,  

otro abrazo.

 

Pero hay puertas  

que solo se abren una vez.

 

Y ahora…  

camino con esas palabras  

como piedras pequeñas en el bolsillo.  

No pesan todo el tiempo,  

pero están.  

Y a veces suenan.

 

Si pudiera regresar,  

no hablaría más fuerte…  

hablaría más pronto.