Gabriel Delgado

Nos bastaba

Nos bastaba eso:

una mesa,

dos cervezas,

y el humo lento de los silencios compartidos.

 

Preferimos lo sencillo,

sin fiestas, sin nadie más,

solo tú y yo

desgranando las horas

como quien no quiere que se acaben.

 

Las palabras iban y venían

—ligeras, densas, sinceras—

y sin darnos cuenta

el reloj se rindió:

eran las cuatro,

y seguíamos ahí,

tan cerca.

 

No hizo falta nada más,

solo dejar que el sueño nos encontrara

donde ya nos habíamos encontrado antes:

en la calma de estar juntos,

sin apuro,

sin promesas,

pero con todo.