el brujo de letziaga

¡Ven amor, ven!

Eras la voz
que nunca salió de la sombra
de una telefonía.

 

El acabo se
de algo excitante
que fue quizás,
como un flash determinante.

 

Y ahora...
lloran los números borrados,
tu nombre,
los pedazos de tu recuerdo,
tus mensajes,

 

y por ello
te pido,
que no rechaces los sueños
por ser sueños.

 

Y vengas
nuevamente a volar
por este cielo infinito,
lejos de lo posible y de lo conocido,
a mi espacio lejano,
y sin tocarte
volver a sentir tu voz.

 

¡Oh amor!
Dame tu libertad
para mirarte siempre,
y sin prisa amarte despacio,
hacia lo más alto
en la vida del viento,
ingrávidos
tú y yo.

 

¡Ven amor, ven!   (...)