Eras la voz
que nunca salió de la sombra
de una telefonía.
El acabo se
de algo excitante
que fue quizás,
como un flash determinante.
Y ahora...
lloran los números borrados,
tu nombre,
los pedazos de tu recuerdo,
tus mensajes,
y por ello
te pido,
que no rechaces los sueños
por ser sueños.
Y vengas
nuevamente a volar
por este cielo infinito,
lejos de lo posible y de lo conocido,
a mi espacio lejano,
y sin tocarte
volver a sentir tu voz.
¡Oh amor!
Dame tu libertad
para mirarte siempre,
y sin prisa amarte despacio,
hacia lo más alto
en la vida del viento,
ingrávidos
tú y yo.
¡Ven amor, ven! (...)