Ama, aunque te hayan roto el corazón.
Enójate, pero habla las cosas.
Llora lo que tengas que llorar y levántate.
No dejes que emociones pasajeras te tengan toda la vida aferrada, porque en el momento en el que alguien se vaya, o estés a punto tú, créeme:
te vas a arrepentir de no haber llamado a tu madre,
de no haber confesado ese tonto amor en la primaria
o simplemente de no haber vivido con placer sobre lo que has querido.
Así que vive como desees
y disfruta hasta el dolor,
porque todo es pasajero.