¡Qué duda cabe!
¡Tú lo eres!
La poesía que escribes,
tiene tu belleza,
perfume, colores, alma;
el tinglado del universo brilla
por tu presencia,
magia ebria de tu dulzura.
El Parnaso te llama,
los laureles te acomodan;
la palabra como punto cardinal,
torrentes de estrellas,
galaxias en fuga,
sonidos de Bach,
nocturnos de Chopin,
sinfonías de
Beethoven y Mahler,
el pueblo ama a sus poetas,
Pushkin, Neruda.
Sublime.