Un vacío en mi pecho,
un todo que ahora es nada,
cada noche el despecho
abrazado a mi almohada.
Cada sueño un puñal,
tu recuerdo, una daga.
que atraviesa el umbral
de este dolor que embriaga.
Una súplica, un ruego
una plegaria a Dios
pidiéndole sosiego
para enfrentar tu adiós.
Ver las flores en el campo
y percibir sus aromas