Tu ausencia,
silencio eterno en la memoria,
eco rebelde contra el olvido.
No es soledad vacía, sombra fría,
sino crisol de anhelos conmovidos,
sedientos de alegría.
El silencio no es yugo
que te ata,
sino volcán dormido
que se desata.
En la noche opresora,
tu alma intacta,
alza la voz,
la serena esperanza,
anhela calor,
el abrazo humano,
el tejido corporal,
la luz que guía
tu febril esplendor.
Tu intensa ilusión,
un viento lejano,
busca el puerto de la compañía
de un nuevo corazón.
Que esa voz interior
no se apague,
que encuentre luces
para encender tu fuerza natural,
tu merecido destino
en tiempos de amar.