José Luis Barrientos León

El inicio del invierno

 

La mirada palidece en el invierno,

sobre el viento frío que crepita,

en las copas de los árboles,

la noche y la lluvia se acercan

la soledad se confunde con la bruma,

y en el cielo tormentoso,

un blanquecino relámpago

fulgura en los ojos

 

Un viejo se estremece con la oscuridad,

como si su corazón entristecido,

reverenciara los lamentos del tiempo,

y las memorias de amor,

que brotan con las gotas de lluvia,

se desvanecen con el gris del atardecer.

Es el instante etéreo del ayer y el ahora,

entre garúas y recuerdos,

que se humedecen con los chubascos.

 

Es la hora de la lejanía, la hora de la calidez

para una piel que tiembla

y unos ojos remojados de nostalgias

un extraño vagar entre nieblas

entre el soplo de vientos invernales

y el anhelo ingenuo de ardores y pasiones

como si una pizca de vida se recibiera en cada gota

y un nuevo amor renaciera de su agua.