Era un claro amanecer
cuando de pronto te vi,
bello color carmesí:
no se podía creer;
bella vista, qué placer,
y de repente sentí
que tú estabas junto a mí
y me podías querer;
espejismos de la vida,
un desierto de ansiedad
y de búsqueda perdida;
yo te amaré con verdad,
no me importa nueva herida,
si me das felicidad...