De entre las manos se me ha escapado
Un plato, se ha roto.
A estas alturas de lo vivido me importa
Una mierda que el plato haya roto
Su compromiso para lo que fue concebido.
Barro es y al barro vuelve: nadie se acuerda
De la pieza dental que se extrae
Por que dolía.
Los ojos ven pero no retienen para
Llamarse memoria,
Por eso no dejan de ver,
Y por eso lo que termina
Es el principio de existir
De nuevo.
Mis manos, esas que se volvieron
Anárquicas filósofas con el plato,
Buscaban la metáfora en la yema
De los dedos,
Obvio que es un sí de los ojos.
Los amores que se van devuelven
Otros amores y la vida es lo único
Que no calla,
Siempre excitada a no cuestionar
La boca;
Es evidente que los ojos son algo
Más que óculos unicelulares
Y no acaban donde acaba el plato.
Los ojos no gritan, al igual que yo: los
Decibelios no están para cuestionar
Al mástil, están para reafirmar
Cuando llueve nieve: ella no tiene
Prisa.
Se me ha roto un plato,
Y si miro el mar,
El mar no es ajeno.