Es una noche muy tranquila
en la que escribo una carta
en la que siempre oscila
lo que hay a mi vista.
sin tener destinatario
¿a quién será dedicada?
¿acaso a algo ordinario?
¿A una flor delicada?
¿Al buen gesto de un hombre
o a la emergente felicidad?
pero hasta que yo encuentre
esa codiciada cualidad.
Escribiré por cada flor,
por todas las caminatas
y las dulces sonatas
que acaricien el alma.