Hay un jardín sellado en la ribera
oculta del espíritu que canta
allí la flor más pura se levanta
sin lluvia, sin rumor, sin primavera.
Su aroma es el suspiro de la espera
su raíz es la luz que nunca espanta
y cada brote humilde se agiganta
bajo la voz que el alma persevera.
Allí me busco, allí me sé nacida
allí se abren los cielos en semilla
allí se enreda el alba en mi caída.
Jardín de Dios, fulgor que maravilla
haz de mi sombra tierra bendecida
haz de mi voz la flor de tu costilla!