La última lágrima cayó
y con ella la última rosa se marchitó,
quedaban algunos recuerdos vivos,
algunas sonrisas y besos esparcidos.
En las cenizas del amor
se formuló la pregunta de vivir o suicidarse
en lo roto de su corazón.
Llorar, morir o reír.
Caminar, caer y volverse a levantar.
El verano llegó, y de las estrellas
la primer lluvia me empapó.
El dolor se hizo presente de nuevo,
mi mente tranquila, pero siempre
recuerda lo que algún día perdió.
E. M