A PRIMERA HORA
En días alternos a lo largo del mes de febrero
me enfrento temprano a la cuesta arriba,
al camino de piedras sueltas, y más que eso, saltarinas
y sumamente resbaladizas, hasta que,
al cabo de media hora,
ya me desplazo sobre la siembra en crecimiento,
doy unos pasos sobre el verde suelo
y acelero con el fin de recorrer
todavía mayor distancia,
por el deseo, tal vez,
de revelar sus secretos al mundo, de recuperar
el pasado pletórico de esta superficie tan fuera de lo común.
El estudio minucioso de la mañana fresca y radiante,
y el crecimiento continuo de las especies
vegetales hasta más lejos del horizonte
que todavía noto húmedo en los pies.
Gaspar Jover Polo