Me agarré a la luna fuerte
y me zafé de su abrazo
cuando en los idus de marzo
mi suerte cambió de suerte.
Empeñé mi marioneta
y ahora vivo en los altares
de las barras de los bares
luciendo la camiseta
que me regaló un viandante:
en su espalda tiene un NUNCA
y un AHORA VUELVO delante.
Si el futuro no se trunca
(y ojalá dure bastante),
haré un personaje nuevo
con los trocitos sobrantes.
No será ya tan longevo,
pero sí más navegante.