¡Qué ciego fui!
Fértil flor de mi arco iris.
¿Qué será de ti?
¿Porqué te escondes de mi?
¿A quién posees?
Con tus pinturas y pinceles,
en tu cielo de placer.
Y yo aquí, sin tener tus artes.
A quién tus colores le haces,
así en trueque
instrumento de mis males,
amarga suerte.
Que te muestras a ríos y valles
con tu paño resonante,
tan rica en ofrecer tus favores
a tantos amadores.
Si estar contigo pudiese,
te crearía siete efectos visuales,
pixeles y resoles,
como un hercúleo gigante.
¡Joder! ¿Dónde estarás?