Mientras todos duermen,
la noche es quieta, cálida y fría:
me evapora el pensamiento
hacia el abismo donde habitan las sirenas del castigo.
— ¿será que no supiste escoger o será que los mayores se equivocan?—.
Ya pasó, no importa sino tú: tan inocente: ¿le reconocerás algún día?
Grita la voz, salta y corre por la calle.
…Y en esos cajones del recuerdo que se niegan a salir del olvido,
hay algo de ti que no ha muerto.