Con su dogma sigue andando
firme siempre en lo que cree;
da por cierto lo que lee,
aunque viva equivocado.
Con su dogma lleva el canto,
con su dogma más provee
cuanto cree y cuanto lee,
sin excusas y reclamos.
Lo dogmático inflexible,
la verdad inoculada,
hace al hombre predecible
si se enreda cuando él habla
porque todo es perceptible
si no vive su palabra.