William Pérez Mederos

Una oración con grietas

 

No todas las oraciones  

suenan claras.  

Algunas tiemblan,  

otras se rompen  

antes de llegar al cielo.

 

Hay quienes oran de rodillas,  

yo lo hice  

desde el suelo.  

No por devoción,  

sino porque no podía más.

 

Dijo  “Dios”  

con la voz quebrada,  

sin saber si Él escuchaba  

o si aún merecía que lo hiciera.

 

La culpa  

me hablaba más fuerte que la fe.  

El silencio  

parecía más real que la esperanza.

 

Pero aun así,  

oré.  

Sin palabras bonitas,  

sin versos de libro,  

sin postura correcta.

 

Solo un corazón  

abierto en pedazos  

pidiendo aire  

como quien pide vida.

 

Y si aún estoy aquí…  

no fue por mi fuerza.  

Fue por esa oración con grietas  

que, de algún modo,  

Dios entendió.