Franjablanca

La estrella más pequeña.

Se dijeron que sería pasajero,

se robaron lo telúrico y divino,

se fundieron en un beso tan ligero,

que acabaron siendo gas de su destino.

Le pusieron las esposas a la suerte,

se juraron al unísono el futuro,

aprendieron a nadar contracorriente,

compartieron su colchón y su pan duro.

Dibujaron con los años sus arrugas,

olvidaron las promesas y las noches,

se cosieron sendos trajes con sus dudas

y el deseo fue tornándose en reproches.

Le exigieron a San Pedro su llavero, 

pero él les pidió el santo y seña.

En las noches de verano, allá en el cielo,

se les ve en la estrella más pequeña.